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Según la Enciclopedia Oxford de Filosofía, no hay una sola posición definida que todos los anarquistas mantengan, y lo más que tienen en común los que son tenidos por anarquistas es un cierto aire de familia. Las posturas anarquistas pueden ser de carácter global, predicando una revolución y cambio total de la sociedad, o más restrictivas, centrándose en unidades pequeñas y cambios parciales.[1]
Es generalmente aceptado que el punto de partida del debate doctrinal sobre un pensamiento anarquista moderno se remonta a finales del siglo XVIII, en la obra de William Godwin An Enquiry concerning Political Justice and its influence on general virtue and happiness (1793),[2][3] aunque el primer autor en autodenominarse anarquista fue Pierre-Joseph Proudhon.[4]
Las fuentes académicas no se ponen de acuerdo en cuanto a la taxonomía de las corrientes anarquistas. Algunas hacen una distinción entre dos líneas básicas de pensamiento, individualistas y comunistas,[3] con Max Stirner y Piotr Kropotkin como figuras representativas de ambas ideologías respectivamente,[5] situando entre ambos extremos del espectro anarquista otras corrientes clásicas, como el mutualismo de Pierre-Joseph Proudhon y el colectivismo de Mijaíl Bakunin. También es común como forma de clasificación señalar las cuatro corrientes más importantes, que son el anarquismo individualista, mutualismo, anarquismo comunista y anarcosindicalismo, y según algunas fuentes, también el colectivismo.[6]
El antropólogo anarquista David Graeber ha observado que aunque las corrientes del socialismo siempre se basan en sus fundadores (por ejemplo, leninismo, maoísmo, lacanianismo), las corrientes del anarquismo "emergen casi invariablemente sobre alguna clase de principio organizacional o forma de práctica",[7] como por ejemplo el anarcosindicalismo o el anarquismo cooperativista.